Bienestar Emocional

Cuidar la mente es cuidar la vida: reflexiones en el Día Mundial de la Salud Mental

Por Judit Merayo Barredo Publicado el 9 de Octubre, 2025 Lectura de 7 min
Cerebro en un laberinto de papel, reflejando la dificultad de la salud mental.

Si te duele la espalda durante días, pides cita en el fisioterapeuta. Si te rompes una pierna, vas a urgencias sin dudarlo. Si te sube la fiebre, tomas un antitérmico. Cuidar de nuestro cuerpo es algo que hemos integrado como una necesidad básica. Pero, ¿qué pasa cuando lo que duele no es el cuerpo, sino el alma? ¿Qué haces cuando sientes un nudo de ansiedad en el pecho que no te deja respirar, o cuando la tristeza pesa tanto que salir de la cama parece una hazaña?

Mañana, 10 de octubre, se celebra el Día Mundial de la Salud Mental, una fecha que nos invita a parar y reflexionar sobre una de las áreas más importantes y, a la vez, más desatendidas de nuestra vida. Hemos normalizado ir al gimnasio para fortalecer los músculos, pero ir a terapia para fortalecer la mente todavía es un tabú para muchos. Hoy quiero invitarte a desmontar esa idea. Cuidar la mente no es un lujo ni una señal de debilidad, es el acto de amor propio más revolucionario y necesario que podemos hacer.

¿Por qué nos cuesta tanto "ir al gimnasio" de la mente?

La respuesta es compleja, pero una de las barreras más grandes es el estigma. Durante generaciones, los problemas de salud mental se han asociado a la "locura" o a la "falta de voluntad". Frases como "tienes que ser más fuerte" o "son solo nervios, ya se te pasará" han hecho un daño terrible, creando una capa de silencio y vergüenza alrededor del sufrimiento emocional.

Este estigma nos lleva a invalidar nuestras propias emociones. Sentir ansiedad, tristeza o apatía nos genera culpa, como si fuera un fracaso personal y la realidad es muy distinta: según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que casi mil millones de personas en el mundo vivían con un trastorno mental en 2019. El malestar emocional es parte de la experiencia humana, no una excepción. La diferencia está en qué hacemos con él.

3 Mitos sobre la salud mental que debemos desmontar ya.

Para romper el estigma de la salud mental, el primer paso es desterrar las ideas erróneas que la rodean. Estas son algunas de las más dañinas:

  1. "Pedir ayuda es de débiles": Al contrario. Reconocer que algo no va bien y buscar apoyo requiere una valentía y una honestidad enormes. Es un acto de fortaleza, no de debilidad. Fuerte es quien se hace cargo de sus heridas, no quien finge que no existen.
  2. "La terapia es para gente que está muy mal o 'loca'": Esta idea es tan absurda como pensar que el dentista es solo para cuando se te caen los dientes. La terapia es también un espacio de prevención, autoconocimiento y crecimiento. Es como un entrenador personal para tu mundo interior, que te da herramientas para gestionar el estrés, mejorar tus relaciones y, en definitiva, vivir más plenamente.
  3. "El tiempo lo cura todo": El tiempo, por sí solo, no cura las heridas emocionales profundas. Lo que cura es lo que hacemos con ese tiempo. Ignorar el dolor no hace que desaparezca; a menudo, solo consigue que se enquiste y se manifieste de otras formas (irritabilidad, problemas de sueño, dolores físicos...).

El bienestar emocional no es la meta, es el camino.

Otro punto fundamental para cuidar la salud mental es entender que no se trata de estar feliz todo el tiempo, la vida tiene altibajos, y emociones como la tristeza, el enfado o el miedo son necesarias y cumplen una función. El verdadero bienestar emocional no consiste en la ausencia de malestar, sino en tener las herramientas para transitar esas emociones de una forma más amable contigo misma.

Imagina que tus emociones son como las olas del mar. Habrá días de calma y días de tormenta, pretender que el mar esté siempre en calma es irreal y frustrante. El trabajo consiste en aprender a surfear las olas, en vez de luchar contra ellas o dejar que te arrastren, se trata de aceptar que todas las emociones son válidas y aprender a escucharlas sin que nos desborden.

"Conseguir el bienestar psicológico y emocional no es un destino, es un proceso. Es sobre cómo conduces, no sobre dónde vas."

Ejercicio práctico: Crea tu "botiquín" de primeros auxilios emocionales.

Igual que tienes un botiquín con tiritas y analgésicos para heridas físicas, te propongo crear uno para tus heridas emocionales. Es un recurso personal para esos momentos en los que te sientes abrumada/o. Coge papel y boli y personaliza tu lista. Aquí tienes algunas ideas:

  • Un anclaje a la calma: Una técnica de respiración sencilla que conozcas. Por ejemplo, inhala durante 4 segundos y exhala durante 8. Repítelo 5 veces.
  • Una "dosis" de movimiento: Haz algo que te ayude a liberar tensión. Puede ser salir a caminar 10 minutos, bailar tu canción favorita en el salón o hacer estiramientos suaves.
  • Un refugio sensorial: ¿Qué olor te calma? ¿Qué textura te reconforta? Puede ser el olor de una vela, el tacto de una manta suave, el sabor de una infusión caliente.
  • Una persona de apoyo: Anota el nombre de una o dos personas a las que puedas llamar o escribir cuando necesites desahogarte, alguien que sepas que te escuchará sin juzgar.
  • Una frase "salvavidas": Un mantra o una frase que te dé fuerza. Por ejemplo: "Esto también pasará", "Soy capaz de gestionar esto" o "Merezco sentirme en paz".

Guarda esta lista en un lugar accesible, como en las notas de tu móvil. El simple hecho de tenerla ya es un anclaje emocional muy poderoso.

5 gestos sencillos para cultivar tu bienestar emocional a diario.

El autocuidado emocional no requiere grandes gestos, sino pequeñas acciones conscientes y sostenidas en el tiempo. Aquí te dejo cinco ideas para empezar:

  1. Haz micro-pausas de 1 minuto: Varias veces al día, simplemente para, te propongo que lo hagas ahora. Cierra los ojos, haz una respiración profunda y pregúntate: "¿Cómo estoy? ¿Qué necesito ahora mismo?". Es la pausa que tu mente pide a gritos.
  2. Valida tus emociones: En lugar de decir "no debería sentirme así", prueba a decir "es normal que me sienta así, dadas las circunstancias". Poner nombre a lo que sientes y aceptarlo le resta muchísimo poder.
  3. Establece un pequeño límite al día: Puede ser algo tan simple como decir "no" a un plan que no te apetece, posponer una tarea no urgente o desconectar el móvil del trabajo a una hora concreta.
  4. Dedica 15 minutos a algo que no sea "productivo": Leer, escuchar música, dibujar, mirar por la ventana... Algo que hagas por el simple placer de hacerlo, sin buscar un resultado.
  5. Agradece algo antes de dormir: Piensa en una pequeña cosa del día por la que te sientas agradecida/o. Entrenar la mente para enfocarse en lo positivo ayuda a equilibrar la tendencia natural del cerebro a centrarse en las amenazas y preocupaciones.

Integrar la salud mental en nuestro día a día es la mejor inversión que podemos hacer en nuestra calidad de vida. No esperes a que el vaso esté a punto de desbordarse, empieza hoy a poner orden a tu caos interior.

Si sientes que necesitas un espacio seguro y profesional para aprender a gestionar tus emociones, o si simplemente quieres iniciar un camino de autoconocimiento, pedir ayuda es el primer paso. Estoy aquí para acompañarte.

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ESCRITO POR

Judit Merayo Barredo

Psicóloga especializada en ansiedad, estrés y crecimiento personal. Mi objetivo es acompañarte en tu camino hacia el bienestar emocional con herramientas prácticas y un espacio seguro.

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