Ansiedad y Estrés

El sueño perdido de septiembre: guía para recuperar los hábitos de sueño en familia.

Por Judit Merayo Barredo Publicado el 15 de Septiembre, 2025 Lectura de 8 min
Una madre cansada pero cariñosa arropando a su hijo en la cama en un ambiente tranquilo.

Suena el despertador y parece que ha pasado una eternidad desde la última vez que descansaste. Las mañanas se han convertido en una carrera contrarreloj llena de tensión en la que los niños están irritables y tú tienes la paciencia bajo mínimos. Además, tienes la sensación de que la casa es una olla a presión, ¿te suena familiar? Si es así, déjame decirte algo: no es tu culpa, ni tampoco la de tus hijos. Es el eco del verano chocando contra el muro de la rutina de septiembre.

El paso de la flexibilidad veraniega a los horarios rígidos del curso escolar es uno de los mayores desafíos para el bienestar familiar, y el primer afectado casi siempre es el mismo: el sueño. En este artículo vamos a explorar por qué el insomnio de la vuelta a la rutina es tan común. Al final de él te daré una hoja de ruta desde la psicología pensada para recuperar los hábitos de sueño y devolver la calma al hogar.

¿Por qué la vuelta a la rutina sabotea nuestro descanso?

Durante las vacaciones, nuestros ritmos circadianos (el reloj biológico interno) se relajan. Nos acostamos más tarde, nos levantamos sin despertador y las siestas improvisadas son la norma. Al volver a la rutina, le pedimos a nuestro cuerpo un ajuste drástico de un día para otro, y su respuesta es el caos:

  • Desajuste del reloj biológico: El cerebro sigue en "modo verano" y le cuesta entender que debe producir melatonina (la hormona del sueño) mucho antes.
  • Estrés y ansiedad anticipatoria: La carga mental de planificar el nuevo curso, la vuelta al trabajo y las extraescolares genera un estado de alerta que dificulta la desconexión necesaria para dormir.
  • Exceso de estímulos: Volvemos a una vida llena de pantallas, horarios y exigencias que sobreestimulan nuestro sistema nervioso, especialmente el de los más pequeños.

El sueño como termómetro familiar: una mirada sistémica.

Aquí es donde entra en juego la psicología sistémica familiar. Esta corriente entiende a la familia no como un conjunto de individuos aislados, sino como un sistema interconectado, como una orquesta. Si un músico (un miembro de la familia) está desafinado o fuera de ritmo, afecta a toda la melodía.

El cansancio funciona igual, si papá o mamá duermen mal por el estrés laboral, su paciencia se reduce y esto genera más tensión en la interacción con los hijos, que a su vez se sienten más inseguros o irritables, dificultando su propio descanso. Se crea un círculo vicioso donde el agotamiento de uno alimenta el del otro. Por eso, abordar el sueño de forma individual no suele ser suficiente; necesitamos afinar la orquesta al completo.

"Cuidar el sueño de tu familia no es un lujo, es el anclaje emocional que os permitirá adaptaros a la rutina de una manera más adaptativa."

5 claves prácticas para crear una higiene del sueño familiar.

Recuperar el ritmo no tiene por qué ser una batalla, se trata de implementar pequeños cambios de forma consistente y, sobre todo, en equipo. Aquí tienes una guía de higiene del sueño familiar para empezar hoy mismo.

  1. El ritual de descompresión (no negociable): Una hora antes de dormir, la casa entra en "modo noche", esto significa tener las luces más tenues, cero pantallas (móviles, tablets, TV) y realizar actividades tranquilas, así como leer un cuento juntos, escuchar música suave o hacer un puzzle sencillo. El objetivo es enviarle al cerebro la señal de que es hora de bajar revoluciones.
  2. Adelantar el reloj de 15 en 15: No intentes pasar de acostaros a las 23:00 a las 21:30 de un día para otro, es una receta para el fracaso. Durante una semana, adelantad la hora de iros a la cama solo 15 minutos cada día o cada dos días. Es un cambio gradual que el cuerpo asimila mucho mejor.
  3. Validar la emoción, no la conducta: Es normal que los niños se resistan, por ello en vez de soltar un "¡a la cama ya!", prueba con un "Entiendo que te apetece seguir jugando, es difícil parar cuando nos lo estamos pasando bien pero vamos a prepararnos para descansar y mañana seguimos". Validar su emoción reduce la lucha de poder.
  4. El poder de la luz solar por la mañana: La luz natural es el principal sincronizador de nuestro reloj biológico, asegúrate de que todos recibáis luz solar directa durante al menos 15 minutos por la mañana (abrir bien las persianas, desayunar cerca de una ventana, ir caminando al cole...). Esto ayuda a regular la producción de melatonina por la noche.
  5. Liderar con el ejemplo: De nada sirve pedirles que dejen el móvil si luego te ven a ti contestando emails en la cama. Los niños aprenden por imitación, por lo que será más fácil que cuando tú cuidas tu propio descanso, les estás enseñando la importancia del autocuidado y la creación de la coherencia en el sistema familiar.

Ejercicio práctico: el pacto del descanso familiar.

Te propongo una herramienta muy poderosa para implicar a todos, convoca una "reunión familiar" corta y amable. El objetivo es crear vuestro propio 'Pacto del Descanso'.

  1. Paso 1: Lluvia de ideas. Preguntad: ¿Qué cosas nos ayudan a sentirnos tranquilos y relajados antes de dormir? (Un baño caliente, un masaje en los pies, escuchar un podcast, leer...). Anotad todo, sin juzgar.
  2. Paso 2: Elegir los rituales. Cada miembro de la familia elige una o dos actividades de la lista para incorporar a la rutina nocturna.
  3. Paso 3: Definir las reglas. Acordad juntos la hora "sin pantallas" y la hora aproximada de ir a la cama. Escribidlo en una cartulina bonita y ponedla en un lugar visible, como la nevera.
  4. Paso 4: Firmar el pacto. Que todos, adultos y niños, firmen o pongan su huella en el pacto. Esto crea un sentido de compromiso compartido y lo convierte en un juego, no en una imposición.

¿Y si el agotamiento persiste? Cuándo buscar ayuda.

Implementar estos cambios lleva tiempo y paciencia. Es normal que haya días mejores y peores. Sin embargo, si después de varias semanas el sueño y la salud mental de algún miembro de la familia (o de todos) no mejoran, si la irritabilidad se convierte en tristeza o ansiedad constante, o si el agotamiento interfiere gravemente en el día a día, puede ser una señal de que hay algo más profundo.

A veces, los problemas de sueño son el síntoma visible de un estrés subyacente, dificultades emocionales o dinámicas familiares que necesitan ser atendidas. Poner orden a nuestro caos interior es más fácil con acompañamiento. Si sientes que la situación os desborda, buscar ayuda profesional es un acto de valentía y de cuidado hacia ti y los tuyos.

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ESCRITO POR

Judit Merayo Barredo

Psicóloga especializada en ansiedad, estrés y crecimiento personal. Mi objetivo es acompañarte en tu camino hacia el bienestar emocional con herramientas prácticas y un espacio seguro.

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