Autoestima y Crecimiento Personal

El vínculo secreto entre el autoconcepto y la autoestima: ¿Quién eres y cuánto vales?

Por Judit Merayo Barredo Publicado el 14 de Octubre, 2025 Lectura de 8 min
Mujer mirándose en un espejo fragmentado que refleja diferentes facetas de su identidad, simbolizando la construcción del autoconcepto.

"¿Y tú quién eres?". Te han hecho esta pregunta mil veces y la respuesta suele ser automática: "Soy Clara" o "soy Marco", "soy abogada" o "soy psicóloga, "soy la hija de...", etc. Enumeramos nuestros roles como si fueran cromos, etiquetas que nos definen. Pero, ¿qué queda si quitamos todas esas capas? ¿Quién eres en esencia? Y, aún más importante, ¿qué sientes hacia esa persona?

A menudo vivimos tan hacia fuera, cumpliendo expectativas y gestionando el día a día que nos desconectamos de nuestra propia esencia. Esta desconexión es la raíz de muchos malestares que llegan a consulta: la sensación de vacío, la indecisión crónica, el miedo a no ser suficiente. Y casi siempre en el fondo de este caos interior, encontramos una confusión entre dos pilares de nuestra identidad: el autoconcepto y la autoestima. Creemos que son lo mismo, pero entender su diferencia es el primer paso para reconstruir la relación más importante de tu vida: la que tienes contigo misma.

Autoconcepto: La foto que te haces de ti misma

El autoconcepto es el conjunto de creencias que tienes sobre ti. Es la descripción, la parte más cognitiva. Si te pidiera que te definieras, todo lo que dirías conforma tu autoconcepto: "Soy una persona creativa, algo desorganizada, leal con mis amigos y bastante impaciente". Incluye tus capacidades, tus rasgos físicos, tus valores y los roles que desempeñas.

Piensa en el autoconcepto como una foto mental de ti misma. Es una imagen que se va construyendo desde la infancia, a través de lo que los demás nos decían ("¡qué niña tan lista!", "eres un poco torpe") y de nuestras propias experiencias de éxito y fracaso. Es una descripción que, en teoría, debería ser lo más objetiva posible, un simple listado de características. Pero, como ya intuyes, casi nunca lo es.

Autoestima: El cariño con el que miras esa foto.

Aquí es donde todo cambia. La autoestima es la valoración emocional que haces de esa foto. No es lo que eres, sino cómo te sientes con respecto a lo que eres. Es el juicio, el afecto, la aceptación (o la falta de ella) hacia tu propio autoconcepto.

Puedes tener un autoconcepto muy claro ("Soy una profesional muy competente") pero una autoestima baja ("...pero no merezco el éxito que tengo, es cuestión de suerte"). O al revés. La autoestima es el cariño, el respeto y la compasión con la que te tratas, a pesar de tus imperfecciones. Es la voz interior que al ver esa foto tuya con todas sus luces y sombras, te dice: "Esta soy yo, y está bien y merezco cuidado y respeto".

3 señales de que tu 'quién eres' y tu 'cuánto vales' no están alineados.

Cuando lo que crees que eres (autoconcepto) no se corresponde con el valor que te das (autoestima), surge un conflicto interno que se manifiesta en el día a día. ¿Te suena familiar?

  1. Te cuesta tomar decisiones: Desde elegir qué cenar hasta aceptar un nuevo proyecto. Si no tienes claro quién eres y qué valoras (autoconcepto), cualquier decisión parece un abismo porque no tienes una brújula interna que te guíe.
  2. Buscas validación externa constantemente: Necesitas que tu pareja, tu jefe o tus amigos te digan que lo has hecho bien para sentirte válida. Tu valor depende de la mirada ajena porque no confías en la tuya propia.
  3. Te comparas sin cesar (y siempre sales perdiendo): Las redes sociales son un campo de minas para esto. Ves las "fotos" de los demás (sus éxitos, sus familias perfectas) y sientes que la tuya no es suficiente, lo que erosiona directamente el cariño que te tienes.
"Conocerte a ti misma es el principio de toda sabiduría. Solo cuando sabes quién eres, puedes empezar a quererte por ello."

Ejercicio práctico: El mapa de tu identidad personal.

Vamos a poner un poco de orden a este caos interior con un ejercicio de autoconocimiento. Coge papel y boli y dibuja cuatro grandes columnas. Tómate tu tiempo, sin juicios.

  • Columna 1: Mis cualidades y fortalezas. Anota todo aquello que se te da bien, lo que otros valoran de ti. Desde "soy buena escuchando" hasta "hago un bizcocho de limón increíble". No minimices nada.
  • Columna 2: Mis áreas de mejora. No lo llames "defectos", son simplemente aspectos que te gustaría trabajar. "Me gustaría ser más paciente", "Quiero aprender a organizarme mejor".
  • Columna 3: Mis valores fundamentales. ¿Qué es innegociable para ti en la vida? La lealtad, la libertad, la seguridad, la creatividad, la justicia... Elige los 5 más importantes. Estos son tu brújula.
  • Columna 4: Mis pasiones y lo que disfruto. ¿Qué te hace sentir viva? ¿Qué harías si tuvieras una tarde libre solo para ti? Desde leer una novela hasta pasear por la montaña.

Este mapa no es para evaluarte, sino para observarte. Es la foto de tu autoconcepto, puesta en papel. Mírala con distancia y curiosidad, este es el punto de partida para empezar a trabajar en el cariño con el que la miras.

5 claves para construir un autoconcepto sano y nutrir tu autoestima.

Saber cómo construir un autoconcepto sano es el andamio sobre el que se apoya una autoestima fuerte. No se trata de ser perfecta, sino de ser honesta y amable contigo misma.

  1. Practica la autoobservación sin juicio: Como en el ejercicio anterior, empieza por conocerte. Dedica momentos a preguntarte: ¿qué he sentido hoy? ¿Por qué he reaccionado así? Conviértete en una exploradora curiosa de tu mundo interior.
  2. Actúa según tus valores: Usa tu lista de valores como un filtro para tomar decisiones. Cuando una decisión está alineada con tus valores, tu autoconcepto se fortalece y tu autoestima crece, porque sientes coherencia interna.
  3. Aprende a poner límites con asertividad: Decir "no" a lo que no quieres es decir "sí" a tus necesidades. Cada vez que pones un límite de forma respetuosa, le estás enviando un mensaje a tu cerebro: "Yo importo, mi tiempo y mi energía son valiosos".
  4. Cultiva la autocompasión: Hablarte a ti misma como le hablarías a una buena amiga que lo está pasando mal es un anclaje emocional muy poderoso. Trátate con la misma empatía y amabilidad que ofreces a los demás.
  5. Celebra tus pequeños logros: A menudo nos enfocamos en lo que nos falta por hacer. Acostúmbrate a reconocer y valorar tus esfuerzos y logros diarios, por pequeños que parezcan. Esto nutre la percepción de capacidad y merecimiento.

Reconectar contigo es un viaje, no un destino. Es un proceso de quitar capas, de desaprender creencias limitantes y de empezar a tratarte con el respeto y el cariño que mereces. Transitar este camino te permitirá no solo sentirte mejor contigo misma, sino construir relaciones más sanas y una vida más auténtica.

Si sientes que en este viaje necesitas una guía, un espacio seguro donde explorar tu autoconcepto y fortalecer tu autoestima, la terapia puede ser esa mano que te acompañe a poner orden a tu caos interior.

¡Comparte este artículo!

Foto de Judit Merayo Barredo

ESCRITO POR

Judit Merayo Barredo

Psicóloga especializada en ansiedad, estrés y crecimiento personal. Mi objetivo es acompañarte en tu camino hacia el bienestar emocional con herramientas prácticas y un espacio seguro.

Saber más sobre mí →

¿Sientes que has perdido la conexión contigo misma?

A veces, necesitamos un espacio seguro para redescubrir quiénes somos y aprender a valorarnos. Si te sientes perdida y necesitas apoyo para fortalecer tu autoestima, estoy aquí para ayudarte.

Reservar Cita